Entre aromas de Victoria
el aire se hace risueño,
queriendo ser el dueño
de tus lagrimas y mi sueño.
Quisiera tu esperanza y consuelo
entregado en tu dulce bondad,
que eres brisa y caudal
derramada por mi ciudad.
Busco la grandeza de tus manos,
la hermosura de tu rostro,
el encanto de tus ojos
y el aroma de tu paso.
El viento me lleva a ti,
en olas que rompen en llanto,
que te hace flor y estrella
de esta mañana que destella
Quiero la alegria de tu rostro,
el que navega entre corazones,
rodeada de ilusiones
entre rezos y promesas.
Y como un trozito de cielo
cruzas el pueblo jaenero,
haciendose el aire risueño
queriendo ser tu dueño.
Miguel de la Torre Padilla
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